Siempre me gustó presentar bien los platos a la mesa pero ahora la comida se ha hecho una parte aún más importante de las conversaciones y encuentros familiares e intento esmerarme y sorprender con ricos platos.
La macedonia de la foto que introduce esta entrada bien podría servir de centro decorativo de mesa.
Hoy no es un día especial por ser el Día de la Madre, sino por la parte que me toca en este escrito que ha hecho mi hija. Gracias.
MIS DOS MADRES
Mi madre solía presumir de lo bien que comían sus hijos. Yo adoraba las meriendas. Las meriendas eran un símbolo. Estábamos fuera de las lindes del colegio. Había batido de frutas con galletas. Juegos y canciones, vídeos caseros grabados con la cámara de mi padre. Recuerdo que queríamos hacer todo tipo de trucos con esa cámara. Poner un peluche, un conejo enorme y blanco, en el sofá, grabarlo, cortar la toma, quitarlo, y volver a grabar. Como si el conejo hubiese desaparecido por sus propios medios. Pobre conejo, que era blanco y acabó con las mejillas sonrosadas porque yo se las pinté. Cogí el pintalabios de mi madre y se las pinté.
Una madre, en los mejores casos, es como el mar. Tú te metes en su casa, en su corazón, en su memoria, aunque hayas estado haciendo el mal durante años, y ella te acoge.
Te abre sus brazos, sus puertas, sus aguas, y te acoge. Te quita el pelo de la cara, te sacude el polvo, te mira a los ojos, y con su don de ser humano superior, con su inmenso don, te observa como si no hubieras pecado. Como si acabaras de nacer y estuvieras limpio. Ella, que tiene la mirada de los ángeles, de los perros, de los pájaros, pura inocencia. Ella, que siempre estará ahí, a través de los mundos, después de muerta y de remuerta, para salvarte. Para darte un abrazo. Para recordarte que, pase lo que pase, tendrás el universo. A tus pies, hasta el final de tus días.
Ella, que es garantía de que existe el bien y lo bueno y lo mejor.
Todos esos asesinos reincidentes que aparecen en televisión, todos esos violadores crónicos y cronificados, acaban en la cárcel, claro. Al principio, si acaso, reciben alguna visita de amigos o de pareja. Pero con el tiempo, conforme pasan los años, y la condena se extiende, sólo las madres resisten.
Las madres, que probablemente no podrían ganar ni tan siquiera una media maratón; las madres, que tienen rotas las rodillas y la espalda y, a duras penas, podrían subir dos pisos de escaleras, resisten.
Aguantan la vergüenza de los barrotes, la mirada de los vecinos, sostienen el propio sentimiento de culpa, y marchan, domingo tras domingo, a la visita mensual. A ver a su hijo, que mira por donde mató, o violó, o hizo cualquier atrocidad digna de pena. Las madres, que con su don de ser humano superior, son capaces de perdonar, de seguir viendo al niño detrás del cuerpo del hombre.
Como en toda realidad, sin embargo, existen dos lados. Y hay un lado de madres de sombra, de huecos vacíos, de ausencias y abandonos.
Hay madres que, simplemente, no supieron hacerlo mejor. Puede que lo intentaran, quién sabe, puede que lucharan enormes batallas, puede que estuvieran poseídas por la coca o por el crack, la depresión o la esquizofrenia. En todo caso, no estuvieron ahí. No fueron como el mar, que nos acoge hasta en invierno.
A todas las personas que tuvieron madres de sombra, quiero decirles algo. Cuando, por lo que sea, falla la madre biológica y tambalea el linaje; cuando nos quedamos huérfanos, desnudos y fríos, hay una luz al fondo.
No hay nadie completamente solo bajo las estrellas.
Simplemente hay que cambiar de estrategia. Hay que elegir una montaña, un árbol, una playa, un bosque secreto, una cascada, un trozo de mundo, e ir ahí, religiosamente, todos los días, a hablarle. Y entonces ocurre una cosa extraña. Y es que a ésa montaña, a ése árbol, a ésa playa, en fin, a todo eso, le crecen manos de mujer. Ojos de mujer. Oídos de mujer.
Y eso que hemos escogido, se convierte en madre natural. Nos arrulla, nos consuela y, a su modo, nos ama.
Y, aunque aún nadie ha podido explicarlo, adquiere el don de ser humano superior. De esa manera, cuando hayamos metido la pata, cuando la hayamos cagado muy gorda, cuando no nos creamos dignos de respeto, podremos ir a nuestro pedazo de madre. Tocarle una rama, oler sus flores, sorber la nieve de sus cumbres, bañarnos en sus aguas, y redimirnos. La madre natural nos redime a todos. Las veces que haga falta. Ella, que se borra la memoria a posta para no recordar nuestras faltas. Ella, que nos mira por detrás de la piel, al fondo, que viaja al núcleo mismo de las cosas. Ella, que es garantía de que existe el bien y lo bueno y lo mejor.
Por fortuna, yo tengo dos madres. Hay gente que tiene dos madres. La biológica y la natural.
A la biológica quiero darle las gracias. Creo que decir “gracias” es más que decir “te quiero”. Decir gracias es, al final, reconocer. Reconocer sus noches en vela; reconocer su prudencia, su salud mental, su capacidad para superar los obstáculos, su creatividad, su optimismo; reconocer su cuerpo, que fue el mío, la cicatriz de su vientre; reconocer lo bien que lo hizo, lo genial que lo hizo, lo perfecto que lo hizo.
Gracias también a la madre natural. Gracias por estar viva, por acompañarme en los momentos en que no me soportaba. Gracias por los pájaros que se posaban en mis manos. Gracias por el soporte fuerte de la roca, por la caricia dulce del viento, gracias por las caminatas y las carreras. Sobre tu faz azul y verde y luminosa, centellean cometas.
Que mis dos madres, por siempre, queden protegidas. Que el Gobierno las declare Parque Natural.
Que las flores, los ríos, que el sol salga por ellas. Que, si me faltan, salga el sol. Que ellas, finalmente, sean el sol. Y brillen con el resplandor de las estrellas.
Con cariño para todas las madres y todas las personas que tienen madres,
P.D. La ilustración de la imagen destacada es obra de Lucía, la mujer detrás de Pinceladas Conscientes. Ella decidió crear un proyecto en el que compartir su arte y su amor por la pintura en profesión. ¿Puede una imagen saber a luz? Os invito a que veáis su trabajo en este enlace: https://www.pinceladasconscientes.com/
Me envía mi hermano Antonio Luis, el de la derecha del todo de la fila inferior, este canto en cuarentena que de no haber sido por la misma hubieran cantado en la Catedral de Murcia.
CORAL CANTICORUM IUBILO DE MURCIA, ON LINE, EN CUARENTENA.
En la imagen destacada esta foto extraída de internet (Flick) de Javier Bernabeu. Me ha parecido preciosa y muy adecuada en estos momentos en el que nos vamos acostumbrando a ver imágenes desoladas de las ciudades. La foto, curiosamente está tomada el 13 de Febrero del año 2011.
De todos modos, los de Mercedes superan con creces los míos. Son verdaderamente bellos y espectaculares.
Mercedes es amiga de Francesca, mi amiga y seguidora. Supongo que a Mercedes le estarán sirviendo de mucho apoyo durante el confinamiento. Las flores nos alegran la vida.
Pero hay quien no tiene ni flores, ni luz, ni apenas espacio donde moverse. Alegrémonos los que somos afortunados y podemos disfrutar de todo ello.
Gracias, Mercedes, por compartir estos bonitos kalanchoes.
Algunas reflexiones sobre las diferencias y el confinamiento
En este rincón de la imagen destacada me siento por las tardes a escribir mi diario de Coronavirus , en esta mesa con mantel de flores, después de tomar el te.
Es tanto lo que escribo estos días que se me van acabando los cuadernos. Acabo de estrenar este de Lucía, «Pinceladas conscientes», de la que ya os hablé en otra ocasión.
conocemos algún conocido que ha dado + o ha fallecido
el Covid ocupa gran parte de nuestras conversaciones
trabajamos
teletrabajamos
intercambiamos llamadas y correos con la familia
observamos aves
observamos el cielo
tomamos el te vespertino
tomamos el sol que podemos desde las terrazas, ventanas o balcones
cantamos
oímos música
bailamos
leemos
escribimos
dibujamos
vemos cine y documentales
tocamos algún instrumento
cosemos
estudiamos
hacemos yoga
caminamos por los pasillos y las terrazas
cuidamos las plantas
cocinamos
ponemos al día lo atrasado
reflexionamos y ordenamos ideas
rezamos
establecemos nuevas rutinas
aplaudimos a las 20 h
El Covid se ha colado en nuestras vidas de manera descarada. Nadie hubiera nunca imaginado que algo así nos pudiera suceder. A pesar del cambio drástico al que estamos asistiendo por el confinamiento, estamos experimentando nuevas sensaciones positivas ( altruismo, conciencia colectiva, entre otras), que con toda seguridad va a ser o ya está siendo motivo de estudio de algunos sociólogos. Asimismo, se está analizando esta crisis y lo que lleva detrás por parte de economistas, psicólogos, etc.
De este confinamiento saldrá una nueva generación, algunos dicen que tal vez un nuevo baby boom. El vivir confinados puede favorecer el choque para muchas parejas que desemboque en un divorcio.
Lo que ya se intuye es que no saldremos del confinamiento igual que entramos. Además, son muchos los que en esta batalla habrán perdido seres queridos, la mayoría mayores, por lo que esta horquilla de edad se verá muy mermada y producirá importantes cambios en la pirámide poblacional.
Desde este enlace que os dejo podéis acceder a muchas recomendaciones de interés en tiempos de confinamiento :
ejercicios para hacer en casa (estiramientos, fortalecimiento musculatura, yoga)
posturas más ergonómicas para los que teletrabajan frente al ordenador
«No es lo mismo no salir que estar confinado en casa»
La preocupación por los seres queridos y por uno mismo, la imposibilidad de abrazar a quienes amamos, la catástrofe que representa para muchos la pérdida de ingresos que conlleva el cese de su actividad, la sensación de estar en equilibrio sobre lo desconocido, no son realmente las mejores condiciones para descubrir o redescubrir los encantos de la vida doméstica. Elegir no salir y no poder hacerlo son cosas muy diferentes. Cuando leo junto a la ventana de mi estudio parisiense, el animado bullicio que sube desde la calle, las conversaciones de los comensales en las terrazas de los restaurantes, el deambular de los transeúntes que contemplo cuando me tomo un descanso, contribuyen a mi felicidad. En este momento, el mundo exterior está enviando vibraciones mucho menos alegres…
Ni que decir tiene que estamos mal equipados para hacer frente a esta situación. La mayoría de nosotros hemos adquirido el hábito de ir cada mañana a un lugar donde se nos dice qué debemos hacer con nuestro día. Estamos desconectados de nuestras aspiraciones íntimas, liberados de la responsabilidad de dar forma a nuestras vidas, lo que es infinitamente triste, pero también muy cómodo. Cuando este sistema se detiene, muchos tienen la sensación de estar cayendo al vacío.
Este periodo podría ser una buena ocasión para explorar otra relación con el tiempo, con la vida, con la actividad; pero hemos integrado hasta lo más profundo de nuestro ser esta exigencia inflexible, esta dureza hacia uno mismo y hacia los demás que la ética protestante y el espíritu del capitalismo han extendido gradualmente a todo el planeta. Este mundo valora el ajetreo frenético, la rentabilización del más mínimo instante. No es imposible recuperar la autonomía, aprender a dar forma a nuestra vida interior, pero lleva tiempo, paciencia. Si no lo conseguimos, o no inmediatamente, evitemos convertirlo en otra razón para flagelarnos.
Para soportar el confinamiento, algunos sugieren que sigamos poniendo el despertador. Que cada uno decida en función de lo que considere mejor para él, faltaría más. Pero, de todos modos, qué pena no aprovechar para darle a nuestros días una lógica diferente a la del trabajo, y regalarnos todo el sueño que el cuerpo reclama. Dormir mejora nuestra resistencia física y moral. Tenemos la oportunidad de comprender que el sueño no es una pérdida de tiempo, sino un alimento esencial para nuestro cerebro, para todo nuestro ser. ¿A quién no le ha pasado alguna vez que, al abrir los ojos por la mañana temprano, encuentra la solución a un problema ahí mismo, ante él, sobre la colcha, como un regalo dejado por un discreto mensajero?
Es el momento idóneo para realizar todas esas actividades que requieren largos periodos de tranquilidad: soñar despierto, escribir, leer, dibujar. Ordenar, también, siempre que no se considere un gesto pragmático, sino la ocasión dar un vuelco a todo nuestro ser, una forma de remover las capas sucesivas de nuestra historia, de recuperar la identidad completa, de actualizarla.
Al cerrar la puerta de casa a sus espaldas, tienen la posibilidad de abrir otra, que da a las profundidades insospechadas de uno mismo. Si consiguen abrir esta puerta, les garantizo que olvidarán el coronavirus, al menos durante unas horas.(Mona Chollet)
Desde la aparentemente inocente problemática doméstica, Mona Chollet recorre múltiples problemas aparentemente olvidados y sin embrago, muy vigentes: el trabajo doméstico, el empleo doméstico, los alquileres, la herencia, el tiempo libre, la obligación de productividad, el consumo, la belleza y el tiempo. Mona Chollet escribe un ensayo monumental y sutil, que excede los casilleros del pensamiento y de nuestros modos, domésticos, del pensar.
Viaje alrededor de mi habitación de Xavier de Maistre
El hombre que no quiera formar parte de «la multitud de los indiferentes que pesan sobre el planeta», sometidos al yugo del deber y la conveniencia, debe educar bien a su bestia para que vaya sola y deje al alma elevarse hacia el cielo. De esta forma redondeamos la existencia, desdoblando nuestro ser y ocupando al mismo tiempo cielo y tierra. Materia y espíritu retroalimentándose para una vida plena, aunque sea entre las cuatro paredes de nuestra habitación.
«Por muy lejos que uno vaya, no llega a salir nunca de su propio cerebro, auténtico límite de nuestra soberanía personal».
«No lo dudemos más. Desde nuestro cuarto, nos ha sido dado el don de ver la esfera que permite ver el universo»
Estas no son unas vacaciones regulares del período escolar sino unas vacaciones repentinas que han dejado a los peques sin colegios, sin actividades extraescolares, sin cumpleaños, etc.
En los períodos vacacionales era habitual que publicara alguna entrada en el blog potenciando la lectura y el tiempo compartido con los padres pero ahora me es obligado debido a esta pandemia. Es impresionante la rapidez de respuesta que ha habido para implementar recursos de apoyo escolar online. No podían ser menos los cuentos. Aquí os dejo algunos cuentos y enlaces de interés.
Contarse historias los unos a los otros es una actividad tan antigua como la especie humana, sobre todo en momentos de crisis. Shackleton y sus tripulación, sobrevivieron a su reclusión entre los hielos de la Antártida con cuentos y pequeñas obras de teatro. En “El Decamerón” de Giovanni Bocaccio un grupo de jóvenes florentinos se recluyen en una villa a las afueras de Florencia para refugiarse de la epidemia de peste negra que azota a la Europa del Renacimiento. Para resistir el encierro recurren a los cuentos. Cada día uno contará una historia.
La iniciativa de David Acera, narrador asturiano, tiene algo de shackletoniana y demameroniana. Nuevamente en un país encerrado por la cuarentena, el cuento se convierte en una vía de escapatoria. Acera recuerda esa función comunitaria que siempre tuvieron los cuentos “para que llegáramos hasta aquí como sociedades”. Así, desde el salón de su casa, cada mañana desde las 12:30h, y “hasta nuevo aviso”, tendrán lugar los “cuentos domiciliarios para jugar en familia a diario”, con un repertorio que incluirá desde creaciones propias a narraciones clásicas, pasando por sugerencias y peticiones hechas a través de las redes.
Son muchos los padres que están preocupados y dubitativos por no saber qué contar exactamente a sus niños sobre el virus y cómo hacerlo.
En Editorial Sentir estamos altamente comprometidos con la infancia, la educación, la psicología y la repercusión de esta profesión en el bienestar de la sociedad.
Por ello, respondiendo a la demanda y necesidad social de un recurso literario para niños y niñas, que estuviera al alcance de todas las familias y profesionales, hemos concentrado todos nuestros esfuerzos junto al Colegio Oficial de la Psicología de Madrid y hemos publicado en formato digital de manera inmediata Rosa contra el virus, un cuento GRATUITO para explicar qué son los virus y promover hábitos adecuados para combatir esos microorganismos, como el Coronavirus (COVID-19).
Este cuento teayudará a conocer, entender y poder transmitir la información adecuadamente a niños y niñas teniendo en cuenta la incertidumbre en cuanto a la evolución del brote. Al final del cuento encontrarás un apartado de recomendaciones para adultos adaptadas para niños y niñas de 4 a 10 años, ya que en edades más tempranas la idea es más abstracta y requiere una adaptación más sencilla.
Asimismo, en Rosa contra el virus se ha dado la importancia que merece a la prevención de la transmisión a través de las medidas de higiene, reduciendo situaciones de alarma que afecten a los menores.
Esperamos que este recurso, lanzado conjuntamente con el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, sea de ayuda para niños, niñas y también familias, profesionales y toda persona que pueda serle de utilidad.
Hoy cuelgo esta foto en la que por culpa del coronavirus, este jardín (ahora con minúsculas) ha cambiado su imagen debido a la ausencia de pacientes, familias y profesionales, por causa de la pandemia del Coronavirus (con mayúsculas) que nos tiene a todos alejados y confinados.
¿Estamos preparados para despedirnos? Reflexionaba esta mañana al salir del trabajo tras leer tantos documentos que se están desarrollando a una velocidad de vértigo desde Áreas de Salud Mental en las que me muevo, sobre «duelo sin despedidas», «manejo del duelo con niños», etc.
Es terrible pensar la de personas que se están yendo sin que las familias puedan hacer el duelo. Se les notifica la pérdida de un ser querido y es inmenso el dolor y la impotencia que sienten.
Estas personas vivirán un duelo sin apenas posibilidad de despedirse, sin poder acariciar a quien está a punto de morir, sin poder ver el cuerpo del difunto, velarlo ni celebrar su debido funeral, sin encontrar consuelo en los brazos de amigos y allegados.
Quizá no se pueda rendir en el momento el homenaje deseado, pero es posible realizar una ceremonia o un ritual personal más adelante con todos quienes deseen compartirlo. A algunas personas les reconfortará dedicar un tiempo del duelo y del confinamiento a evocar detalles que aporten sentido y que honren a quien ya no está. En tiempos difíciles es importante mantenerse emocionalmente conectados unos con otros para poder brindar el apoyo necesario y sentirse cerca a pesar de la distancia. Cuando todo esto haya pasado, como sociedad tendremos que plantearnos cómo rendir consideración a todas las personas que se habrán visto afectadas por la pandemia, a las víctimas y sus familiares, a fin de ayudar a sanar las heridas emocionales que hayan podido quedar abiertas.
No quiero dejar de cerrar esta entrada tan triste con este recopilatorio de un grupo de la década a caballo entre los sesenta y setenta. Se trata de «Viva la gente». ¡Que mejor momento para colgarlo ahora que creo que más que nunca la gente es un valor en alza y nos hemos dado cuenta de cuánto la echamos de menos!
Viva la gente
Esta mañana de paseo con la gente me encontré, al lechero, al cartero y policía saludé; detrás de cada ventana y puerta reconocí a mucha gente que antes ni siquiera la vi.
VIVA LA GENTE, LA HAY DONDE QUIERA QUE VAS. VIVA LA GENTE, ES LO QUE NOS GUSTA MÁS. CON MÁS GENTE A FAVOR DE GENTE EN CADA PUEBLO Y NACIÓN, / HABRÍA MENOS GENTE DIFÍCIL, Y MÁS GENTE CON CORAZÓN. / (2)
Gente de las ciudades y también del interior, la vi como un ejército cada vez mayor, entonces me di cuenta de una gran realidad: Las cosas son importantes, pero la gente lo es más. ESTRIBILLO.
Dentro de cada uno hay un bien y hay un mal, mas no dejes que ninguno ataque a la humanidad, ámalos como son, mas lucha porque sean, los hombres y mujeres que Dios quiso que fueran. ESTRIBILLO.
Añado esta frase que ya se ha hecho viral «Quédate en casa» y esta otra que me parece que, unida a la otra, es bueno que la interioricemos
“No soy más que uno, pero soy uno. No puedo hacerlo todo, pero puedo
hacer algo. Y por no poder hacer todo no quiero dejar de hacer el “algo” que puedo”.
El Estado de Alarma decretado el pasado día 14 va a marcar un hito en la historia y va a cambiar las costumbres de las poblaciones. Supongo que ya están los sociólogos haciendo estudios en este sentido.
Por mi parte, quiero compartir mis observaciones con los seguidores y que éstos a su vez me devuelvan lo que están viviendo y cómo está afectando esto en sus vidas en lo positivo y en lo negativo.
Asimismo, quiero compartir algunos recursos disponibles para hacer más llevadero el confinamiento
Más tiempo para el ocio (lectura, música, cine, pintura, manualidades)
Desarrollo de la creatividad e imaginación
Menos contaminación acústica y automovilística
Mayor introspección
Mayor observación del cielo y de las aves
Una de las actividades naturalistas sugeridas para estos días de confinamiento es la observación de aves desde las ventanas, balcones o terrazas de nuestro domicilio.
Diversos ornitólogos y naturalistas en general han lanzado durante las últimas horas propuestas en las redes sociales para animar a los ciudadanos a mirar al exterior con ojos curiosos con la naturaleza que todavía nos queda. Además de una experiencia personal y familiar, las redes sociales también ayudan ahora a mejorar conocimientos y compartir experiencias.
No hace falta ser un gran ornitólogo para descubrir especies aladas que viven o se acercan casualmente a zonas urbanas. Si tenemos a mano algún prismático y cámara con zoom o teleobjetivo, las posibilidades de éxito crecerán exponencialmente.
Además, podemos aprovechar el momento para mejorar nuestros conocimientos sobre nombres y hábitos de aves, y compartir esta experiencia con el resto de la familia (y recordar a los niños que hay vida más allá de las pantallas).
SEO/BirdLifeha puesto en marcha en redes sociales en internet la iniciativa#QuedateEnElNidoque recoge algunos de los recursos creados o gestionados por esta destacada organización conservacionista para conocer las aves y la naturaleza en general desde casa: https://www.seo.org/quedate-en-el-nido
La “temporada alta” para los aficionados a las aves (la época en que los pájaros cantan, vuelven de su migración, crían…) comienza en España con un confinamiento en casa. Pero, lejos de verlo como un drama, los “pajareros” se han sumado a una iniciativa para compensar las horas de campo que no se van a poder vivir: ver aves desde casa y contarlo en las redes.
En el que ya viene siendo habitual de tomar el te de la tarde en la terraza, venimos observando algunas aves pasar:
garza
cigüeña
anade
Además, los habituales carboneros, verderones, tórtolas y mirlos. El canto de estos destaca por encima de todos con su musicalidad tan característica. Son una inyección de vida más aún en estos momentos.
La tórtola que se posó en el balcón de Francesca
Algunos de los pájaros que se acercan a comer en el jardín de Susana
herrerillo
herrerillo capuchino
trepador azul
petirrojo
carbonero
agateador
NOTA : No adjunto algunas imágenes porque apenas dispongo ya de espacio en este blog. En unos días os pasaré enlace a uno nuevo.
Algunas cosas que han cambiado para mal
Pérdida de paseos y salidas a la naturaleza
Menor actividad física y deporte
Desarrollo de hábitos poco saludables (aumento del consumo de alimentos poco saludables)
que se han establecido a las 20 h cada día desde las terrazas y balcones y en las puertas de los centros sanitarios con o sin el himno que se ha hecho popular «Resistiré»
Os cuento algunas prácticas de mis vecinos
hacer recorridos por la amplia terraza para no perder la forma física
hacer boxeo en casa
bicis estáticas
recorrer el perímetro del patio con rosario en la mano
salir a dar palmas diariamente
Algunos de mis amigos ya han empezado a recuperar actividades lúdicas
Lucía se ha metido de lleno a pintar al óleo para preparar una exposición para el año 2021
Natalia ha recuperado el gusto por la acuarela y los juegos de mesa
Karol y Xela han recibido un curso online de body combat
Antxon va a ofrecercursos de yoga online
Francesca pone en orden revistas y prepara marcapáginas
Elisada clases de yoga a los vecinos desde el balcón
El Tenor de Algorta, Andoni Martinez Barañano, sale a cantar a su balcón cada día antes de las 20 h
Nuria se realaciona por skype con l@s amig@s que tiene distantes y está leyendo más que nunca
Mariángela y Manuelde «Caminando al Despertar»nos regalan una videoconferencia el próximo 21 de Marzo«De las ilusiones a la verdad : Cultivando la paz y la confianza en el escenario mundial actual»
Si hoy te quedas en casa nuestro abrazo no tendrá fronteras
La tarde cae sobre un cielo de nubes con sirenas de emergencia en sus formas… El atardecer brilla en un suelo vacío donde son pocos los ojos que se dejan caer sobre él, el silencio es ensordecedor pero también cómplice y solidario como la música o el suspiro que no soporta la distancia entre los labios.
Mas quédate en casa, no queremos más despedidas, ni más ráfagas de muerte, ni más dolor en las caricias modeladas de una madre, una abuela, una vecina, una persona… Cierra las puertas para que pronto volvamos a abrir los brazos y abrazar a los que ahora tenemos lejos…
Quédate para que nadie más se vaya, vamos a sostenernos entre nosotros, ya lo veis, yo solo tengo palabras, un teclado, un corazón a medias y unas fuerzas bastante limitadas, pero me sobran ganas, y balcones, y latidos y esperanzas, me falta el recuerdo, pero me sobran bolsillos repletos de anhelos y sueños.
Quédate en casa, retrasa las risas para que puedan brincar en compañía, para hacerlas más libres, más sanas, más limpias, olvídate de ti por un segundo, por un momento o por unos días… Piensa en las primaveras que les quedan a ellos, a ti, a nosotros, pero solo lograremos sentirlas y vivirlas si hoy te plantas ante el deseo de respirar aceras y parques, solo lo conseguiremos si te quedas en casa…
El cielo hoy grita enfurecido y nos muestra su rabia con un manto de nubes negras y una amenaza de lluvia que muchos aún se niegan a comprender. Al cielo también le duele perder… perder a los nuestros… perdernos. Al cielo también se le ha estropeado la realidad. A todos se nos ha movido el mundo de lugar.
Quédate en casa, la soledad y la distancia no duelen tanto como ir perdiéndonos, míralos, míranos, todos estamos asustados, todos tenemos miedo y ahora la conciencia debe atender a lo necesario, seamos responsables, abramos el alma y los sentidos a lo que de verdad importa… Quédate en casa y libera al mundo de esta situación tan dolorosa, apaga tus locuras y deja que la cordura se adentre entre tu ropa. No es tan difícil, créeme, nos puede pesar quizás este aislamiento, pero más les pesa a quienes están luchando por su vida en un hospital, a quienes están agotados peleando por salvarlos, a quienes nos prestan sus servicios y se ponen en riesgo para que tengamos todas nuestras necesidades cubiertas… Si ellos arriesgan su vida por salvar y proteger la tuya y tú no puedes quedarte en casa no mereces su tiempo, su atención, su valor… Si nosotros no podemos hacer algo tan mínimo al lado de su grandeza el cielo, al final de todo, se rendirá y nos mostrará la furia y el egoísmo que ahora está recibiendo, por parte de muchos, nuestro Universo.
Y ahora me dirijo a ti, maldito coronavirus, que nos estás robando la calma, el aire, el sueño y la vida. Estás arrancando de nuestro lado la paz, robándole aliento a nuestros caminos, vertiendo tinieblas en el alma y llenando de lágrimas las mejillas de quienes amamos.
A ti, que has llegado por la espalda, sorprendiéndonos a traición, alborotando nuestras rutinas y salpicándonos la piel de soledad y distancia.
A ti, valiente cobarde, que te cuelas en la garganta y trepas por los pulmones especialmente de los más débiles, de aquellos a los que ya no le quedan fuerzas, de los que ya lucharon demasiado… y ahora llegas tú, atropellando su pulso, con tu máscara de rebeldía y tu disfraz de adiós, llegas tú y todo es silencio y los amaneceres saben a dolor.
A ti, míranos, vamos a vencerte, por ellos, por los más frágiles, por nuestros mayores, por todos, tenemos las armas más poderosas, la solidaridad, la conciencia, el amor y la humanidad. Llevamos en nuestras manos cubiertas por guantes las caricias que ahora tanta faltan hacen, en nuestras bocas disfrazadas con mascarillas laten los besos que muy pronto volverán a rozar los labios, las mejillas y la frente de los nuestros… No, no vamos a permitirte que dejes nuestras vidas llenas de ausencias… Pronto, muy pronto, volveremos a sentirnos, y tú serás solo un maldito recuerdo que no olvidaremos pero que dejará de doler, algún día, con el tiempo… Solo miraremos atrás para darnos cuenta que esta lucha nos volvió a todos más cercanos, más fuertes, más honestos, más humanos…(Vanessa Cordero Duque)
A pesar de todo lo que estamos viviendo estos días con la pandemia del coronavirus, la vida no se detiene y sigue su ciclo, la estación del Invierno está a punto de dar paso a la Primavera como podemos ver en nuestro peral que está en plena floración (foto de portada).
¡Qué belleza hay en todo! Ya se trate de las piñas que quedaron en un rincón del jardín esperando al siguiente año para echar a la chimenea.
o de los bulbos que nos alegran con sus colores
o la huerta con sus acelgas rojas y ajos
o la higuera que está espléndida y que cada año nos regala sus frutos
Voy descubriendo poco a poco la filmografía de este excelente director japonés, Hirokazu Kore-eda. Con esta imagen destacada de una de sus obras ,«Nuestra hermana pequeña», me adentro en su paisaje vegetal y humano.
La ciudad de Kamakura tiene especial interés en esta película y Koreeda le da muchísima importancia a la ambientación. Así, con una fotografía preciosa y muy bien lograda, el film nos muestra una ciudad rodeada de mar, árboles y naturaleza, de negocios pequeños y casas grandes y antiguas. El director muestra el paso del tiempo a través de las estaciones y de esta forma las actividades de las hermanas van cambiando según avanza el año. Los fuegos artificiales con las cuatro hermanas, la recolecta de ciruelas para hacer licor casero o el paseo de los cerezos enflor… La naturaleza se vuelve cercana a la vida de las cuatro hermanas.
LA VERDAD -película inaugural de la 76ª edición de la Mostra de Venecia y también proyectada, como todos sus trabajos, en el Zinemaldia- es un guion agudo y repleto de subtexto, adaptación de una obra de teatro del propio Kore-eda, sobre la relación entre madre e hija, interpretadas por Catherine Deneuve y Juliette Binoche, que actúan juntas por primera vez.
Dos personajes que habitan un microcosmos con sus mentiras, sus orgullos, sus pesares, sus alegrías y sus reconciliaciones, y marcadas por las huellas que todos estos sentimientos han quedado en ambas. El actor estadounidense Etham Hawke completa el reparto principal de esta coproducción francojaponesa con guión del propio Kore-eda, en colaboración con la francesa Léa le Dimna.